lunes, 2 de julio de 2007

Café del Mar: Música por Internet

No creo que haya música más sensual que la de Café del Mar. La suavidad de sus melodías, la cadencia de sus ritmos, la estimulante tranquilidad de sus acordes... Quizá por eso hablar de Café del Mar sea hablar de un sello de música de calidad o quizá porque es la música que acompaña las mágicas puestas de sol ibicencas en el ya mítico local de Sant Antoni de Portmany. O quizá por todo ello junto.

Ahora su música además de poder conseguirse en las tiendas de discos (sí, sí, esos sitios repletos de cds en los que la gente entra y sale sin comprar nada) y en el Emule (eso dicen, que yo no me fiaría, a ver si en vez de Café acaba uno tomando achicoria) se puede descargar de la página oficial, Café del Mar Downloads.

Tengo que decir que me ha encantado la iniciativa. No sólo ofrece un amplísimo repertorio de material sino que además incluso permite descargar canciones sueltas por el carísimo precio, (¡una ruina, oigan!) de 0,99 €. Un precio muy sensato que compite directamente con lo que cuesta bajarse un politono al móvil (toc, toc, toc, Tecnolarium llamando a Café del Mar, Tecnolarium llamando a Café del Mar, tomen nota, por favor) y que ofrece no un politono con un fragmento de una canción sino toda una canción del mejor chill-out que el panorama musical ofrece para que uno la reproduzca en su ordenador, ipod, móvil o donde quiera.

Discos de 13 y 14 temas por 10 y 9 euros. El Café del Mar Vol. 14 con sus 31 temas por sólo 15 euros, etc.

Unos precios muy competitivos con los que se puede obtener la música en el momento y con la satisfacción de saber que se está contribuyendo a seguir haciendo una música de calidad.

Toda una apuesta por la vanguardia tecnológica y por la competitividad. Me morderé hoy la lengua y me guardaré mi reflexión sobre estrategia empresarial. Sólo quisiera hacer notar que no es casual que quienes cuentan con algo que no se puede piratear como una puesta de sol sean quienes han apostado por una iniciativa que podría pensarse que cabría esperar mucho antes de quienes no cuentan con ese intangible tan valioso.


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