jueves, 15 de noviembre de 2007

Adiós, Word. Adiós.

Ya ni recuerdo cuándo abandoné a mi querido WordPerfect 5.1 con su pantalla de texto y lo sustituí por el Microsoft Word. Fue en algún momento de la década de los 90, seguro, pero se ve ya tan lejano el día... Desde entonces y hasta hoy había permanecido fiel a mi segunda pareja de trabajo. Hoy, sin embargo, he decidido romper. Adiós, Word. Adiós. Fue bonito mientras duró, pero nuestro amor ya no tiene futuro.

El cambio al Windows Vista ha tenido la culpa.

Hay que reconocerle al Word y al resto de los programas del Office de Microsoft que es un programa muy manejable: De pocas aplicaciones se puede esperar obtener mejores resultados de modo tan simple. Sin embargo, para mí, no vale tanto como para tener que pagar por ella. Y me parece insultante que te ofrezcan una versión de 60 días con derecho a gastarte el dinero al cabo de ese tiempo si no quieres quedarte con un armatroste de varios cientos de megas convertido en un mero visor de archivos. Como si un ordenador sirviese de mucho sin una suite decente de ofimática.

Así que, yo no pienso pagar por Microsoft Office; y tampoco tengo ganas de andar pirateando programas, exponiéndome a que un día el peso de la Ley recaiga sobre mí como si fuera un vulgar chorizo por haber querido tener un programa sin el cual mi flamante portátil no vale mucho, la verdad. Como si fuera el único programa posible o el mejor.



No, no pienso actuar así. No en un mundo en donde existen magníficas alternativas como OpenOffice. Ya la había probado tiempo atrás, pero entonces presentaba algunos fallos, como cierta lentitud en algunas funciones.

Hoy, después de ver el panorama del Office para niños que Microsoft adjunta con el Windows Vista y tras unos días de testear el OpenOffice 2.3.0 durante unos días, ya le he dicho adiós al Office de Microsot. Ha sido ahora mismo, esta mañana. He derramado un par de lagrimillas y ahora estoy terminando de escribir esta despedida. Estoy destrozado, la verdad. Una lástima.

En fin, que les dejo ya, que tengo mucho que escribir.

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