sábado, 9 de agosto de 2008

Die Roboter kommen

Hacía tiempo que no dedicada un artículo al estado de la robótica, y me ha apetecido hoy rebuscar alguna noticia interesante sobre el estado de la misma.

Pocas novedades, la verdad. De hecho, el artículo de la Deutsche Welle, Die Roboter kommen, resume bastante bien lo que con más o menos detalles viene siendo el estado de la robótica no industrial desde hace unos años: Asimo, Wakamaru y compañía.


Wakamaru


La verdad es que más que los robots que vienen - o que van llegando o que serán- son los robots que vienen dando la murga de unos años a esta parte, sin acabar de penetrar en el mercado, en parte debido a sus excesivos precios.

No obstante los avances en ventas realizados en estos últimos años, lo cierto es que la inmensa mayoría de las personas siguen viendo la robótica doméstica como un algo extraño... Algo que tampoco es de extrañar si consideramos el estado de ventas embrionario en que se encuentra la domótica a nivel de viviendas, a pesar de que el precio de una instalación domótica que permitiría ahorrar hasta el 40% del recibo de la luz, aumentar nuestra seguridad frente a delicuentes e incluso frente a nuestros propios despistes (fugas de gas, cocinas encendidas, etc.), sin contar con las ventajas en confort, es claramente inferior al de muchos de los coches que se ven por las calles. Quizás es que hayamos visto demasiadas películas de ciencia-ficción...

Sea como fuere, quizás el avance más importante en robótica doméstica se haya producido mediante un sistema mucho menos llamativo que implantado al cacharro ese que toca el violín que, aunque por supuesto detrás de ese hecho para mí insulso esconde infinidad de avances tecnológicos cuya utilidad puede llegar a ser increíble. El avance más importante de los que he tenido conocimiento, y que no ha tenido difusión alguna en los medios españoles (al menos que yo conozca) es el de un equipo de IROMEC con niños autistas con los que han conseguido interaccionar gracias al uso de un robot-juguete que actúa como intermediador entre una persona y el niño autista. Gracias a esta intermediación algunos niños han acabado interactuando directamente con el supervisor del robot-juguete. Una preciosa y esperanzadora técnica en el que la tecnología se pone al servicio del hombre.

Más información: Wie Roboter autistischen Kindern helfen können.

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