Chats y Suicidios
Un joven alemán se conecta a un chat. La mujer lo acaba de abandonar. En un momento determinado saca una pistola y dice que se va a suicidar.
Podría parecer una película, pero es real. Es justamente lo que acaba de suceder hace unos días. Gracias a la intervención de la Policía Nacional pudieron evitar su suicidio.
Más lamentable fue el caso del joven de 19 años que, enganchado al World Of Warcraft, al serle denegada una solicitud, amenazó con suicidarse. En este caso, la empresa proveedora era francesa y en tan sólo un plazo de 3 horas fue identificado a través de la IP.
Toda la información en ABC.
Suicidarse no parece que sea nunca una gran opción. Si es porque lo ha dejado la esposa es muy lamentable, pero por no conseguir avanzar en un juego... Me ahorraré los calificativos sobre el particular.
Ahora bien, lo curioso de estos sucesos, no es el intento de suicidio en sí, sino cómo la sociedad de la información ha convertido en exhibicionistas a los suicidas. Estos sujetos no se han intentado suicidar en la intimidad de sus domicilios, sino que han abandonado la incómoda práctica de subirse a la cornisa de la ventana por la de conectar la webcam o anunciarlo en una red de juego delante de todo el mundo. Sin lugar a dudas mucho más fácil y cómodo que lo anterior y con un efecto publicitario mucho mayor. ¡Qué duda cabe que el que se sube a una azotea puede generar cierta concurrencia (o no, dependiendo de la hora, la calle...) pero el que lo anuncia en un chat tiene la audiencia asegurada.
Bienvenidos al siglo XXI, señores.
Podría parecer una película, pero es real. Es justamente lo que acaba de suceder hace unos días. Gracias a la intervención de la Policía Nacional pudieron evitar su suicidio.
Más lamentable fue el caso del joven de 19 años que, enganchado al World Of Warcraft, al serle denegada una solicitud, amenazó con suicidarse. En este caso, la empresa proveedora era francesa y en tan sólo un plazo de 3 horas fue identificado a través de la IP.
Toda la información en ABC.
Suicidarse no parece que sea nunca una gran opción. Si es porque lo ha dejado la esposa es muy lamentable, pero por no conseguir avanzar en un juego... Me ahorraré los calificativos sobre el particular.
Ahora bien, lo curioso de estos sucesos, no es el intento de suicidio en sí, sino cómo la sociedad de la información ha convertido en exhibicionistas a los suicidas. Estos sujetos no se han intentado suicidar en la intimidad de sus domicilios, sino que han abandonado la incómoda práctica de subirse a la cornisa de la ventana por la de conectar la webcam o anunciarlo en una red de juego delante de todo el mundo. Sin lugar a dudas mucho más fácil y cómodo que lo anterior y con un efecto publicitario mucho mayor. ¡Qué duda cabe que el que se sube a una azotea puede generar cierta concurrencia (o no, dependiendo de la hora, la calle...) pero el que lo anuncia en un chat tiene la audiencia asegurada.
Bienvenidos al siglo XXI, señores.
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