Ladrones y piojosos
Hoy voy a hacer una digresión en el conjunto de los temas que se tratan en este blog porque no sé bien porqué pero hoy me ha dado por recordar una máxima que decía mi maestro zen. Solía decir que "no hay nada más cierto ni más molesto de oír que la pura, llana y desnuda verdad".
Una frase grave de profundidades insondables, sin duda. ¿Que por qué molesta tanto? Pues no lo sé. Tal vez cuando la caja de Pandora fue abierta salió la veritafobia (nuevo palabro de la Real Academia Aldrosina) de entre los males del hombre en forma de virus de la gripe o algo así y por eso está tan extendida. Ejemplos hay muchísimos.
Los impúberes infantes se agreden verbalmente con muy mala saña. Lejos de usar técnicas refinadas lo suyo es el garrote vil y caña al infeliz. "Cuatro ojos" le dicen al que lleva gafas, pero no se lo dicen al que no las lleva o al que lleva lentillas. Si además no se integra especialmente como así suele pasar por razón de sus preferencias intelectuales y por el rechazo del grupo, puede que su aspecto sea un tanto desaliñado. Como se rasque la cabeza está perdido. Entonces además será "capitán de los piojos".
Yo aún estoy esperando que un infante decida querellarse contra su compañero de pupitre:
- Señoría, a mi cliente le han llamado "capitán de los piojos" y al testimonio médico me remito, mi cliente no tiene piojos.
Las sentencias podrían ser de lo más originales:
- Y dado que está visto que usted ve piojos donde no los hay, le condeno a lavar 1000 cabezas piojosas y además se ha quedado sin recreos hasta que las haya lavado todas y bien a fondo. Así aprenderá a reconocer los piojos. Comprobaré yo mismo si queda piojo alguno y bla y bla....
O esta otra:
- Sr. García. Puede que su hijo efectivamente no sea el "capitán de los piojos" pero como grumetillo no lo hace nada mal...
Cualquiera que haya pasado dos días en un foro de política lo sabe. No hay nada más molesto para un nazi que el hecho de que lo llamen "nazi". Enseguida se mosquea. Se coge un cabreo del quince y te espeta que él no es nazi, que nazi lo será tu madre y que tu eres un ignorante que no sabes lo que es el nazismo y que él, por supuesto, demócrata de toda la vida, no tiene nada en contra de los negros ni de los chinos, ni de los sudamericanos, pero que lo que tienen que hacer todos ellos es quedarse en su casa y no venir a molestar. Recuérdenle a un comunista cómo están los derechos de los gays y lesbianas en sus paraísos terrenales ya verán los espumarajos que le asomarán ipso facto. Y así, un largo etcétera... ¿Han visto alguna vez a un político más ofendido que aquel que es culpable de la imputación que le hacen? Esos siempre son los peores. "¡No consentiré que digan que he robado esto y lo otro porque yo no he robado nada y pienso llevarlo a los tribunales!" ¿Por qué algunos políticos siempre están en los tribunales y de otros no sabemos ni si van o no al Parlamento cuando les toca? No quiere decir que todo aquel que se dé por ofendido sea culpable de lo que se le acusa, pero suele pasar que cuanta mayor es la carga de culpabilidad más desproporcionada es su reacción.
De hecho, yo creo que se constata de forma sistemática que no hay reacción más ridícula ni desproporcionada que la que desencadena escuchar aquello que reconocemos como cierto y queremos negarlo o taparlo.
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